R. Díaz Maderuelo - J. M. García Campillo - C. G. Wagner - L. A. Ruiz Cabrero - V. Peña Romo - P. González Gutiérrez

Significado del término "molk"

L.A. Ruiz Cabrero

MOLOK (en sem. mlk=rey; en hebr. melek, quizá deformado intencionadamente por los masoretas en môlek, según el modelo bôshet, vergüenza, según N. Schneider [bibl.], la forma original del nombre sería môl-k; LXX Molokh; Vg. Moloch).

Para los pueblos del antiguo oriente era lo más natural trasladar a la divinidad los nombres como designaban al soberano de la tierra (Baal=dueño, Adán=señor, mlk=rey, etc.), por lo que estos nombres originariamente fueron apelativos comunes de Dios (W. BAUDISSIN, Kyrios als Gottesname, III, Geisen, 1929, 50s) y se transformaron poco a poco en nombres propios de determinadas divinidades. La existencia de un dios mlk se puede comprobar por 1ª vez en cuatro textos de Drehem (3ª dinastía de Ur; 2400-2300 a.C.) en la forma de malkum; en los textos de Mâri (1850 a.C.) se habla del santuario de un dios mulûk (G. Dossin, RA, 35, 1958, 178); en tres textos es equiparado el dios asirio malik con Nergal, el dios asirio-babilónico del infierno, mientras el Nergal sumerio significa "rey" (Jensen, ZA, 8, 1934, 235-237); en los textos de Ugarit se nombra un dios mlkm (Syr. 10, 1929, lam, 70 nº 17 lin. 11) que es idéntico al dios principal de los ammonitas milkom (2Sam. 12, 30; 1Re 11, 5-33; 2Re 23, 13; Sof. I, 5; Jer. 49, 1-3; Milkom).

En los s. VIII-VII a.C., por causa, evidentemente, de la expansión asiria, tomó nuevo incremento también en Israel el culto del dios môlek (2Re 23, 10; Jer. 32, 35) a quien se veneraba con sacrificios de reparación, a veces también con sacrificios de niños, en el valle del Cedrón/Hinnom (gehenna; en el Islam=infierno; el valle del Cedrón hoy=wâdi ennâr=valle del fuego), pues en su honor se quemaban las ofrendas, e.d., "se les hacía pasar por el fuego" (2Re 16, 3; 17, 17; 21, 6; 2Par. 33, 6; Ez. 16, 21; 20, 26-31) y por lo que aquel lugar de culto tomó el nombre de Tofet.

En conexión con môlek está malik, el ángel del infierno mencionado en el Sura 43, 77 del Corán. También el mlk fenicio está en relación con el fuego, pues en la fiesta de melkart de Tiro (=mlk de la ciudad) se quemaba su imagen (L. DELAPORTE, Die Babylonier, Assyrer, Perser und Phöniker, Friburgo de Brisgovia, 1933, 327). Puesto que el gr. kra€nv (=dominar) corresponde al sem. mlk, ha debido fundarse también en esta universal concepción oriental la idea de Kronos, devorador de niños; y como Kronos representa a Saturno en el panteón romano, se explica por qué aparecen en textos púnicos (s. IV a.C. hasta s. III d.C.; cf. W. Kornfeld [bibl.]), expresiones como molkormor, etc.

Los nombres teofóricos formados con mlk, que se encuentran en todo el oriente semítico hasta Malta y Cerdeña (ibid. 311s), indican la extensa difusión de esta divinidad. Mlk era concebido como una divinidad autóctona, en cuyo ámbito propio (=fuego) se ofrecía el sacrificio y a quien se invocaba, principalmente en el ambiente no israelita, en los momentos de necesidad, de enfermedad y de guerra. Generalmente, estos sacrificios de hombres o de niños (F. BLOME, Die Opfermaterie in Babylon und Israel, Roma, 1934, 362-397); solamente en el templo de Tanit de Cartago se han encontrado numerosos cadáveres de niños carbonizados.

El culto ha debido subsistir sobre todo en los semitas del nordeste y del este, de donde se extendió a otros pueblos. Puesto que ya existía en el tercer milenio a.C., pudo haber influido pronto en Israel, donde la legislación lo prohibe (Lev. 18, 21; 20, 2-5) y además por lo general, siempre se indica que Yahveh pide la intención del sacrificio, pero que detesta el verdadero sacrificio humano (Gen. 22; Jue. 11, 30-40). A base de los textos púnicos antes mencionados creyó O. Eissfeldt (bibl.) poder demostrar que la expresión no se refiere al culto de mlk; mlk indica más bien una especie de sacrificio en el sentido de "ofrenda votiva". Su opinión fue aceptada por F.W. Albright (JPOS, 1935, 344) y en parte también por W. Von Soden (ThLZ, 1936, 45s) y por R. Dussaud (Syr. 16, 1935, 407-409). Textos como Lev. 20, 5 ("prostituirse tras molek") y una comparación entre 2Re 23, 10 y Ex. 13,12 (donde Molek es concebido como una figura paralela junto a Yahveh) indican que Molek designa realmente una persona, la cual no puede ser otra que la divinidad oriental bien conocida; así, R. de Vaux (RB, 45, 1936, 272-282) y A. Bea (Bb. 18, 1937, 95-107; 20, 1939, 415).

BIBLIOGRAFÍA

O. EISSFELDT, Molk als Opferbegriff in Punischen und im Hebräischen und das Ende des Gottes Moloch (Halle del Saale, 1935).

N. SCHNEIDER, Melchom, das Schensal der Ammoniter (Bb. 18, 1937, 337-343; 19, 1938, 204).

W. KORNFELD, Der Moloch: Eine Untersuchung zur Theorie O. Eissfeldts (WKZM, 51/4, 1952, 287-313).

K. DRONKERT, De Molochdients in het Onde Testament (Leiden, 1953); DBS, V, 1337-1346.

J. HENNINGER, Menchenopfer beiden Araben (Anthropos, 53, 1958, 721-805).

A. FERNANDEZ ¿Existieron en Israel los sacrificios humanos autorizados por la ley? (EsTE, 2, 1923, 443-444)