R. Díaz Maderuelo - J. M. García Campillo - C. G. Wagner - L. A. Ruiz Cabrero - V. Peña Romo - P. González Gutiérrez

Los textos bíblicos

TEXTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE EL MOLK Y EL SACRIFICIO DE LAS PRIMICIAS:

“Cuando te haya introducido Yahvé en la tierra de los cananeos, como lo juró a tus padres, y te la haya dado, consagrarás a Yahvé todo cuanto abre la vulva; y de todo primer parto de los animales que tengas el macho lo consagrarás a Yahvé; el del asno lo redimirás por un cordero, y si no lo redimes, lo desnucarás. También redimirás a todo primogénito humano de entre tus hijos”.
Exodo, 13, 11-14.

“No diferirás la ofrenda de tu cosecha y de tu vino nuevo; me darás el primogénito de tus hijos. Así harás con el primogénito de tus vacas y tus ovejas; quedará siete días con su madre y al octavo me lo darás”.
Exodo, 22, 28-29.

“Todo primogénito es mio.Y todo primogénito macho de los bueyes y las ovejas, mío es.El primogénito del asno lo redimirás con una oveja, y si no lo redimes a precio lo desnucarás. Redimirás al primogénito de tus hijos, y no te presentarás ante mi con las manos vacias”.
Exodo, 34, 19-2.

“No darás hijo tuyo para ser ofrendado a Moloc; no profanarás el nombre de dios. Yo, Yahvé”.
Levítico, 18, 21.

“Yahvé habló a Moisés diciendo: "Di a los hijos de Israel: Quienquiera de entre los hijos de Israel, o de los extranjeros que habitan en Israel, ofrezca a Moloc un hijo suyo, será castigado con la muerte; el pueblo lo lapidará. Yo me volveré contra ese hombre y lo exterminaré de en medio de su pueblo por haber entregado a Moloc a uno de sus hijos, manchando mi santuario y profanando mi santo nombre. Si el pueblo cerrase los ojos respecto de este hombre que ofreció a Moloc a uno de sus hijos y no le diera muerte, yo me volveré contra el y contra su parentela y le exterminaré de en medio de su pueblo y a cuantos como él se prostituyan ante Moloc”.
Levítico, 20, 1-4.

“Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado a los pueblos que delante de ti va a arrojar, y ya los haya destruido y habites en la tierra, guárdate de imitarlos, cayendo en una trampa, después de haberlos exterminado delante de ti y de indagar acerca de sus dioses diciendo ¿Como acostumbran esas gentes servir a sus dioses?. Voy a hacer también yo como ellas hacían. No obres así con Yahvé, tu Dios, porque cuanto hay de aborrecible y abominable a Yahvé, lo hacían ellos para sus dioses; hasta quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor suyo”.
Deuteronomio, 12, 29-31.

“Consagrarás a Yahvé, tu Dios, todos los primogénitos, todo primogénito macho de tus vacas, y ovejas...”
Deuteronomio, 15, 19-22.

“Jefté hizo voto a Yahvé diciendo: "si pones en mis manos a los hijos de Ammón, el que, al volver yo en paz, salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, será para Yahvé, pues se lo ofreceré en holocausto". Avanzó Jefté contra los hijos de Ammón y se los dio Yahvé en sus manos...Fue una gran derrota, y los hijos de Ammón quedaron humillados ante los hijos de Israel.
Al volver Jefté a Masfa, salió a recibirle su hija con tímpanos y danzas. Era su única hija, no tenía mas hijos ni hijas. Al verla, rasgó el sus vestiduras y dijo:" ¡Ah hija mia, me has abatido del todo y tu misma te has abatido al mismo tiempo!. He abierto mi boca a Yahvé sobre ti y no puedo volverme atrás". Ella le dijo:"Padre mio, si has abierto tu boca a Yahvé, haz conmigo lo que de tu boca salió, pues te ha vengado Yahvé de tus enemigos, los hijos de Ammón". Y añadió: "Hazme esta gracia, déjame que por dos meses vaya con mis compañeras por los montes, llorando mi virginidad". "Ve", le contestó él, y ella se fue por los montes con sus compañeras y lloró por dos meses su virginidad. Pasados los dos meses volvió a su casa y él cumplió en ella el voto que había hecho. No había conocido varón. De ahí viene la costumbre en Israel de que cada año se reunan las hijas de Israel para llorar a la hija de Jefte, galadita, por cuatro días”.
Jueces, 11, 29-40.

“En su tiempo, Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; echó los fundamentos al precio de su primogénito, Abiram, y puso las puertas al precio de Segub, su hijo menor, según la palabra que Yahvé había dicho por medio de Josué, hijo de Nun”.
I Reyes, 16, 34.

“Viendo el rey de Moab que llevaba la peor parte en la batalla, hizo una salida con setecientos hombres de guerra para ver de desbaratar al rey de Edóm. No pudo conseguirlo; y entonces, tomando a su primogénito, al que había de reinar después de él, le ofreció en holocausto sobre la muralla”.
II Reyes, 3, 26-27.

“El año diecisiete de Pecaj, hijo de Romelía, comenzó a reinar Ajaz, hijo de Jotam, rey de Judá; tenía Ajaz veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo recto a los ojos de Yahvé, su Dios, como la había hecho David, su padre. Marchó por el camino de los reyes de Israel, y hasta hizo pasar a su hijo por el fuego, según las abominaciones de las gentes que Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel. Ofrecía sacrificios y perfumes en los altos, en los collados y bajo cualquier árbol frondoso”.
II Reyes, 16, 1-5.

“Traspasaron todos los mandamientos de Yahvé, su Dios, y se hicieron imágenes fundidas, dos becerros, aseras, y se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal. Hicieron pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas, se dieron a la adivinación y a los encantamientos y se entregaron a cuanto era malo a los ojos de Yahvé para irritarle”.
II Reyes, 17, 13-19.

“Pero las gentes aquellas se hicieron cada una sus dioses en las ciudades que habitaban y los pusieron en los altos edificados por los de Samaria. Las gentes de Babilonia se hicieron su Sucot Benot; las de Cuta su Nergal; las de Jamat, su Asima; las de Ava su Nibján y Tartac; y las de Sefarvaím pasaban a sus hijos por el fuego, en honor a Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaím”.
II Reyes, 17, 29-31.

“Doce años tenía Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jafsiba. Hizo mal a los ojos de Yahvé, según todas las abominaciones de las gentes que Yahvé había arrojado ante los hijos de Israel. Reedificó los altos que Ezequías, su padre, había destruido.; alzó una aserá , como había hecho Acab, rey de Israel, y se prosternó ante todo el ejército de los cielos y le sirvió. Alzó altares en la casa de Yavé, de la que Yavé había dicho ‘Pondré mi nombre en Jerusalén. Alzó altares a todo el ejército de los cielos en los atrios de la casa de Yavé. Hizo pasar a su hijo por el fuego; se dio a la observación de las nubes y de las serpientes, para obtener pronósticos, e instituyó evocadores de los espíritus y adivinadores del porvenir”.
II Reyes, 21, 1-7.

“El rey (Josías) profanó el Tofet del valle de los hijos de Hinón, para que nadie hiciera pasar a su hijo o su hija por el fuego en honor de Moloc”.
II Reyes, 23, 10.

“Está desde hace mucho tiempo preparado un tofet, también está destinado al rey. Honda y ancha es la hoguera, fuego y leña hay en abundancia, que el soplo de Yahvé va a encender como torrente de azufre”.
Isaías, 30, 33.

“¿No sois vosotros hijos de pecado, raza de mentira encendidos de concupiscencias bajo el terebinto y bajo todo árbol frondoso, sacrificando niños en el lecho de los torrentes, en los huecos de las peñas?...Contemplaste la estela, corriendo a Moloc con ungüentos, multiplicando tus unciones, enviando lejos tus embajadores, haciéndolos descender hasta el seol”.
Isaías, 57, 4-9.

“Y edificaron los altos de Tofet, que está en el valle de Ben-Hinón, para quemar allí a sus hijos y sus hijas, cosa que ni yo les mandé ni pasó siquiera por mi pensamiento. Por eso he aquí que vienen días -oráculo de Yahvé- en que no se llamará más Tofet y valle de Ben-Hinón, sino valle de la mortandad, y se enterrará en Tofet por falta de lugar”.
Jeremías, 7, 31-32.

“He aquí que traeré sobre este lugar males que a cuantos los oigan les retiñirán los oídos, por haberme dejado a mi y haber enajenado este lugar, ofreciendo incienso en él a los dioses ajenos, que no conocían ni ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá, llenando este lugar de sangre de inocentes, y edificando los lugares altos a Baal, para quemar sus propios hijos como holocausto a Baal, lo que yo no había mandado ni me había venido en mente. Por eso, he aquí que vendrán días -oráculo de Yahvé- en que no se llamará ya a este lugar Tofet y valle de Ben-Hinón, sino Valle de la mortandad...Así haré yo con este lugar y sus habitantes -oráculo de Yahvé- convirtiendo a esta ciudad en un Tofet. Las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá quedarán inmundas como el lugar del Tofet, todas las casas en cuyos terrados quemaron incienso a toda la milicia celeste y libaron a dioses extraños”.
Jeremías, 19, 1-12.

“Y a más de esto, tomaste a tus hijos y a tus hijas, los que habías engendrado para mi, y se los sacrificaste para que les sirvieran de comida. Te parecían poco tus prostituciones, y sacrificaste a mis hijos haciéndolos pasar por el fuego”.
Ezequiel, 16, 20-22.

“Por tanto, oye ¡oh ramera!, la palabra de Yahvé. Así dice el Señor, Yahvé: Por haber descubierto tus vergüenzas y haber mostrado tu desnudez a tus amantes en tus fornicaciones y a todos los abominables ídolos, y por la sangre de tus hijos que les ofreciste...”
Ezequiel, 16, 36.

“Por eso les di yo también a ellos ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida, y los contaminé en sus ofrendas cuando pasaban a sus hijos por el fuego, a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Yahvé...Dí, pues, a la casa de Israel: Así habla el señor Yahvé: ¡Que! Os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, fornicáis con sus ídolos, y, ofreciendo vuestras ofrendas y pasando a vuestros hijos por el fuego, os contamináis con vuestros ídolos hasta el día de hoy...”
Ezequiel, 20, 25-31.

“Adulteraron con sus ídolos, y aún los hijos que me parieron los pasaron por el fuego para que les sirviesen a ellos de comida. Hasta eso hicieron, contaminando también mi santuario y profanando mis sábados, pues, luego de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraban el mismo día en mi santuario, contaminándolo”.
Ezequiel, 23, 37-40.