Carlos G. Wagner
El término tofet aparece unicamente en la Biblia. Con esta palabra se designa en algunos pasajes del Antiguo Testamento (2Re , 23, 10; Jer. 7, 13s; 19, 6 11-14) el lugar, situado a las afueras de Jerusalén, en el valle de Ben Hinnóm, donde los hebreos hacían "pasar a sus hijos e hijas por el fuego". En ninguna otra parte se menciona dicho término y su significado ha sido y es objeto de discusión (Saracino, 1981; Day, 1989: 24 ss).
Según noticia de San Jerónimo, el Tofet se hallaba en la confluencia de los valles Hinnom y Cedrón. La significación Tofet es incierta; ordinariamente se lo relaciona con una raíz aramea tft (quemar); por tanto hogar. La vocalización de tôfêt es convencional y se ha escogido precisamente por eso, para recordar tôfêt
Al Sur de Jerusalem se hallaba el Valle de Hinnom, hebr. gê-hinnôm (Jos. 15, 8; 18, 16; Neh. 11, 30) gê-ben-hinnôm (Jos. 15, 8; 18, 16; 2Re. 23, 10 2Par. 28, 3; 33, 6; Jer. 7, 31s; 19, 2-6; 32, 35) o gê-bnê, hinnôm (2Re . 23, 10) valle de Hinnom o del hijo (de los hijos) de Hinnom. No se sabe quién pudo haber sido este Hinnom; tal vez un cananeo puesto que su nombre ya est
En el valle de Hinnom era donde los israelitas, en tiemp
El Nuevo Testamento, conforme al vocabulario de entonces, aceptó el nombre de Gehinnom (del arameo gêhinnôm, abreviación de gê-ben-hinnôm, “valle de Hinnom”, en su forma griega de “gehenna” para designar el lugar de castigo de los pecadores. En la literatura apoca
Cuando en 1921 se descubrió en Cartago un recinto que contenía innumerables estelas, cipos y urnas con restos de incineraciones infantiles, la palabra tofet, inmortalizada por el Salambó de Flaubert, pareció la más adecuada para designarlo.
Con el paso de los años fueron descubiertos otros recintos similares en el norte de Africa (Susa, Constantina, Sabratha), así como en Sicilia (Motia) y en Cerdeña (Tarros, Sulcis, Monte Sirai, etc), lugares todos ellos habitados antiguamente por los fenicios. Esta es la razón por la que tofet es utilizado, algunos piensan que un tanto arbitrariamente, para designar a los recintos con restos de incineraciones infantiles que los arqueólogos han excavado en todos esos sitios. Nuestro conocimiento de los mismos es muy desigual, siendo los de Cartago, Tharros y Motia, los que nos han proporcionado más información hasta el momento.
El paisaje de estos recintos a cielo abierto es similar al de una necrópolis de incineración, pero destaca la ausencia de restos de adultos en las urnas y el carácter votivo de las inscripciones sobre las estelas.